Nausicaa del Valle del Viento
Tomando en cuenta que todavía no voy a ver Guardianes de la Galaxia y que por alguna extraña razón, simplemente no consigo juntar ganas suficientes como para ver la segunda parte de Amazing Spider-man, y aprovechando que la última entrega fue sobre la que posiblemente sea la obra final del gran Hayao Miyazaki, me parece una buena idea comenzar una retrospectiva sobre las películas de este gigante de la animación, y qué mejor lugar para empezar que su primera película, Nausicaa del Valle del Viento (si, ya se que fue primero el Castillo de Cagliostro, pero esa fue una película comisionada, con un personaje que no era propio, Nausicaa es la película que marca su estilo y temas principales, con su línea de animación personal).
La historia de Nausicaa es bastante directa, tanto que siempre está en el borde de volverse demasiado obvia, pero con mucho talento, la animación lo logra evitar siempre. Ahora que muchos de los temas y estilos de Miyazaki son moneda común en varias películas, podrían no parecer tan fuertes como en su momento, pero el mensaje final sigue manteniendo su enorme fuerza hasta el día de hoy. Los humanos hicimos algo que echó a perder el planeta (en este caso, por medio de la intervención directa de monstruos/robots/abominaciones antiguas llamadas dioses guerreros que –literalmente- quemaron al mundo en siete días) y los supervivientes tienen que arreglárselas con pequeños parches habitables, siempre bajo la amenaza que las esporas tóxicas se implanten en su suelo y lo conviertan en un lugar inhabitable para los humanos, por no decir refugio de insectos terroríficos e implacables cuando se molestan, lo que pasa con alarmante frecuencia.
A diferencia de otros futuros postapocalípticos, la película evita, al menos al principio, el desamparo y la tragedia, en el Valle del Viento se ha reorganizado una sociedad agrícola que se mantiene con bastante equilibrio, bajo el comando de su rey (que más bien es un Gran Hombre a lo Marvin Harris) y sobre todo de su princesa, Nausicaa. A partir de ahí los eventos se precipitan con la irrupción de otros reinos de humanos, menos pacifícos y decididamente menos en equilibrio con el mundo, decididos a matar a los bosques tóxicos o morir (o por lo menos dejar que otros mueran) en el intento. Nausicaa tiene que hacer frente a todo esto y un poco más, buscando no solo la paz entre los reinos en combate, sino entre la naturaleza y los humanos. Obviamente lo logra, no se trata de ponerse misterioso, esta no es la tapa del DVD, pero lo importante en este sentido es lo que se enseña a través de este viaje y de cómo este film sentó las bases para todo lo que serían los grandes temas que empapan la filmografía de Miyazaki.
El primero es evidentemente, la pasión del director por los personajes femeninos como protagonistas de sus historias, ya habíamos comentado que solamente dos de sus películas tienen un personaje masculino como líder (Porco Rosso y el Viento se Levanta), Nausicaa es la primera de sus heroínas y cubre el rol a la perfección, casi demasiado a la perfección. La princesa del Valle de Viento a veces se aproxima demasiado a lo que los frikis conocemos como la terrible Mary Sue, un personaje diseñado para ser la perfección andando, totalmente pura, dotada de todas las habilidades y virtudes, cuya sola presencia basta para que los demás quieran ser mejores, admirada y querida por todos, que no dejan de hablar sobre su grandeza, y si tiene defectos solo son fallas “buenas” (demasiado noble, demasiado responsable, etc…). Este tipo de personajes son muy difíciles de tomar en serio, sobre todo en la época de antihéroes y antivillanos que estamos viendo cotidianamente. Siempre se corre el riesgo que no se les pueda tomar en serio y que terminen resultando fastidiosos al espectador que se aburre de tanta y tremenda bondad.
Al menos en mi caso, y en el de muchos observadores y comentaristas de la película, Miyazaki lo logra evitar con Nausicaa, de alguna manera consigue que nos la creamos, que aceptemos que realmente puede existir una muchacha con tanta fuerza empática como para ser el puente entre los dos mundos en conflicto, los seres humanos y los insectos del bosque tóxico, capaz de sacrificar su vida por salvar de la un pequeño monstruo bebé, ferozmente leal, inteligente, extraordinaria en el combate, pero aterrorizada por su propia fuerza, valiente y desinteresada al punto de la santidad. Uno de los grandes errores de las Mary Sue es que su pureza y maravilla termina deteriorando la historia que se quiere contar, sobre todo cuando realmente sus acciones no se corresponden con lo que se dice de ellos (vean la catástrofe de Anankin Skywalker). En el caso de Nausicaa la historia la necesita tal cual es, de lo contrario no habría salida al conflicto enconado, se necesita una heroína sin mancha. Obviamente estamos ante un arquetipo mesiánico, una historia de redención del género humano a través del sacrificio de uno de sus mejores exponentes, se necesita un personaje así de extraordinario como la moneda de cambio para expiar una culpa tan grande como la que cargan los seres humanos contra la tierra.
Y ahí está el segundo gran tema de Miyazaki, el amor por la tierra y la preocupación por lo que somos capaces de hacerle. Cuando se habla entre los aficionados al anime de “colinas Ghibli” todos saben que se refieren a estas magníficas vistas repletas de verde, donde el viento siempre sopla a favor y donde los árboles son personajes magníficos que enmarcan un paisaje que no por ser idílico deja de ser real. Miyazaki siempre ha estado convencido de que el mundo en donde vivimos es un lugar maravilloso, por eso siempre nos los está recordando con estas imágenes, para luego decirnos que con enorme facilidad, lo podemos echar a perder, sobre todo para nosotros mismos. En la película, la zona tóxica es aterradora pero bella al mismo tiempo, aunque pocos lo reconozcan así, sobre todo porque estar dentro de ella no permite respirar libremente, si una espora se aloja en los pulmones, significa la muerte. Pero, siguiendo el ciclo de redención de la película, lo que parece que arroja muerte, en realidad es el principio de una nueva vida. La naturaleza se defiende y la vida no permite que nada la contenga, siempre busca la forma – dirían en Jurassic Park- aunque esta forma no tenga que incluirnos a los humanos.
El tercer gran tema, claro, son las máquinas voladoras, Nausicaa es, además de todo lo dicho, una extraordinaria navegante del viento, montanda en un precario pero extraordinario aparato llamado Mehve pasa gran parte de la película volando, encontrando a través del viento un medio más propicio para entenderse con los gigantes insectos, guardianes de la zona prohibida. Las demás naves de la película comparten esa pasión del director por los sueños volantes. Las fortalezas aéreas de Torumekian, los gunship de Pejite y del propio Valle del Viento, valen la película solo por sus diseños y la posibilidad de verlos en acción.
Finalmente, la animación en si misma, la música, los personajes tan bien delineados (mención aparte merece Kushana, la gran antagonista de la historia) y escenas sobrecogedoras como el embate de los Ohmus (orugas del tamaño de una catedral, con un caparazón indestructible, que arremeten locas de furia contra todo lo que esté en su paso y no paran hasta que su rabia termina en su muerte) demuestran por qué esta primera cinta le permitió al genio japonés construir la fuerza creativa que es hoy en día el estudio Ghibli, es una película que hay que contar entre las mejores de la animación japonesa y la animación en general.
